Es una enfermedad metabólica que provoca que la piel presente pequeñas depresiones de forma irregular.
La celulitis se forma por déficit de riego sanguíneo y activación hormonal, la genética y la forma de vida, son elementos importantes que afectan a esta enfermedad metabólica.
También se le llama piel de naranja. En la mayoría de casos suele aparecer con los cambios hormonales de la pubertad o el embarazo.
La celulitis es mucho más frecuente en mujeres que en hombres y puede llegar a aparecer los primeros signos en la pubertad. Esto sucede porque la grasa de las mujeres se reparte en los muslos, caderas y glúteos, y hay unos tractos fibrosos que tiran de la piel hacia planos más profundos y forman esas depresiones características de la celulitis, aunque también son signos de envejecimiento cuando la piel pierde elasticidad.
El aumento de peso puede hacer que la celulitis se note más, aunque también puede ser notorio en personas extremadamente delgadas. En muchos casos la celulitis suele ser hereditaria.
Existen diversos factores causantes de la celulitis: predisposición genética, factores hormonales, déficit circulatorio tanto sanguíneo como linfático, falta de ejercicio.
Dependiendo de los factores predominantes en cada caso se originan distintos tipos de celulitis:
– Celulitis dura. La piel se aprecia endurecida y consistente. Suele ser dolorosa y se pueden presentar alteraciones en la sensibilidad y en la sensación térmica. Es difícil de pellizcar y suele ir acompañada de estrías.
– Celulitis blanda. Se presenta con una gran flacidez, el tejido es móvil en los cambios de postura. Se establece por lo general en muslos y glúteos.
– Celulitis edematosa. Se presenta con una consistencia acorchada en la zona trocanterea y en glúteos. Es propia de los miembros inferiores. Las piernas se hinchan y engrosan hasta presentar un aspecto de columnas.
– Celulitis mixta. Aparece con distinta formación tisular de pendiendo de la localización: celulitis dura en las piernas, blanda en el abdomen y edematosa en los muslos.
Es un procedimiento médico en el que se utilizan haces paralelos de ultrasonidos focalizados de alta intensidad. Dependiendo de la profundidad a la que actúe conseguiremos destruir células grasas o tensar la piel.
Este tratamiento se basa en una onda acústica que lleva energía a la zona elegida. Esta energía promueve la regeneración del colágeno y la elastina, si el tratamiento es para combatir la flacidez, o bien, la destrucción de las células grasas si el tratamiento es contra la celulitis .